viernes, febrero 25, 2011

Maestra o ... empezarán las clases?

Nuevamente se plantea el inicio de clases y la posibilidad de paros. Se plantea el aumento de sueldos y la real inflación del país que es superior obviamente. Cuando lo que te puedo aumentar dista de lo que realmente puede cubrir esa brecha. Pero bueno, aún andamos flojos en matemáticas... sindicalmente hablando claro.
Sólo quiero transcribir algo que leí y que amerita la proximidad del inicio de clases. Mi respeto a los verdaderos maestros. Sobretodo a los que hicieron huella en mi vida y realmente generosamente me enseñaron algo más que una buena lección.
De Gabriela Mistral, poetisa, diplomática, premio nobel, pedagoga chilena, mujer.
"Oración de la Maestra: ¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.
Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.
Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.
Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.
Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.
Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.
¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.
Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.
Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.
Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!
Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.
Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.
Gabriela Mistral"

miércoles, febrero 16, 2011

Libro o ... nuestra historia

Recorro la memoria del ayer, de aquella vez. Todo era tan suave como tu piel. Mágico como la luz de tu mirada. Esa sonrisa que me enternecía y enamoraba aún más.
La luz de la mañana llegaba siempre sin aviso. Las horas eran breves y el tiempo lo creabamos a nuestro antojo y placer.
Diagramaba miles de planes y estabas en todos ellos.
Mil caminos transitaba y en todas me acompañabas. No importaba si eran rutas o senderos ocultos.
No habían miedos. Solo deseo y coraje. La fortaleza la teníamos ambas. Eramos pareja y éramos dos personas caminando a la par.
Recorrimos todo lo que pudimos. Vivimos a máxima potencia. No paramos porque estaba todo por escribir en nuestra memoria.
Hoy ese libro se cerró pero la historia mágica quedó. Es una buena historia vivida de la mejor manera que se pudo. No es cicatriz sino una buena enseñanza y hoy una buena amistad.

martes, febrero 15, 2011

San Valentín o... Cupido

Otro año más de San Valentín.
Algunos para esa fecha preparan su kit de flechas, su mejor arco, peinan las plumitas de las alas y salen a revolotear alrededor de su amada.
Para otros es una fecha donde dejan las flechas para otra ocasión. Y otros las recortan para retroalimentar sus instintos asesinos.
Digamos que el amor nos lleva a dar una vuelta en su montaña rusa y como buenos bipolares podemos estar allá cerca de los cumulus nimbus o regodearnos en las llamas del infierno.
La cabeza trabaja frenéticamente a favor o en contra de nuestro frágil equilibrio emocional. Imagina, supone, desea, propone, fantasea, planifica, argumenta, idealiza, recuerda, repite, en fin, enloquece nuestra cabeza a veces para bien y otras tira 280 volts fundiendo lo poco que queda en pie.
Cupido es travieso, infantil. No piensa a quién va a lanzar sus flechas. Dispara, acierta y pasa. Pero sobre todo no crece. Sin pasión el amor no crecerá jamás.

miércoles, febrero 09, 2011

Fin de semana o... telo

Dejaron atrás el boliche y se dirigieron al telo más cercano.
El silencio era casi como un invitado más a ese encuentro íntimo que iban a concretar.
En el auto, no dijeron una palabra. Ni siquiera había música que apartara ese silencio que las unía y las mantenía aún separadas.
Los encuentros con alguien que uno desconoce completamente son un mar de preguntas pospuestas quizás para algún otro día. Si es que lo hay.
Llegaron a ese lugar neutral tambien casi desconocido por las dos.
Entraron en la habitación y observaron por un instante las comodidades del lugar.
Había un tiempo estipulado que había comenzado a correr. Había un reloj que indicaba que era el momento de iniciar lo que ha veces en otras circunstancias nos lleva un tiempo concretar. Esta vez todo había sido muy rápido y directo.
No era necesario decir nada más. Precisamente el desafío era dejar de lado las palabras.
Ella dió el primer paso recorriendo su piel. La otra entrecerró sus ojos y se dejó guiar por el perfume que fue lo primero que le había atraído de ella. Comenzaron así a entrelazarse y a explorarse con plena certeza. Comenzaron a buscarse a cero centímetro de distancia. A poner pasión en cada movimiento. La respiración y la temperatura subía locamente a ritmo exponencial. La ropa rápidamente fue quitada y ambos cuerpos fusionaron.
Rápidamente se abrazaron a un fuego que las abrasaba y las encendía aún más.
Ese era el mejor diálogo que podían comprender. Eso era lo único que había que decir.
Dejarse estallar el cuerpo por alguien que no conocemos. Dejarnos descubrir por alguien que no duda qué es lo que busca. Abandonarse. Reencontrarse. Abrazarse y volar.

domingo, febrero 06, 2011

Alquimista o... a tu manera

Las matemáticas nunca fue una materia de la que me tuve que preocupar en el colegio. Cuando estaba en el secundario meterme de lleno con física química fue un desafío. No sé pero no lograba encontrarle la vuelta hasta que hallé la forma de razonarlas.
En cuestiones de pieles y camas pasa algo parecido. Cada persona con la que uno quiere ir un poco más allá, resulta todo un desafío. Un misterio que propone encontrar el secreto mejor escondido. Aún así, no hay experiencia, ni consejo, ni seguridades que puedan servir. Solo queda escuchar un poco el tempo de ese cuerpo que intentamos conquistar. Ese cuerpo que trata de ir a un tempo único e irrepetible, el de ambas. Un tempo que puede modificarse o no con el tiempo.
Saber escuchar. Saber si podemos llevar casi un mismo paso, el nuestro. Siempre es una danza que no será la misma que habremos bailado anteriormente con otra persona.
Danzar tu cuerpo será el renovado placer de descubrirte.