sábado, octubre 27, 2007

FIesta de cumpleaños o ... encuentro festivo


Soy una convencida que la vida regala momentos que nos conecta con gente con la que jamás se nos hubiera ocurrido que nos podíamos cruzar. A veces con aquellos con los que en forma inmediata se establece una cercanía que el tiempo físico no lo hubiera permitido con ninguna otra persona. Cercanía, calidez, empatía, sintonía.
La fiesta de cumpleaños de mi amigo era en la planta baja de la casa de sus viejos. Primeros días de mayo. Frío. Destemplado. Yo con cero ganas de asomar mis narices y ese día mi ánimo coincidía con el gris del cielo.
Hablo con él y le dije, mirá que estoy todavía por llegar.
No importa, me contesta. Venite cuando puedas, que estamos todos. Pero vení!.
Finalmente junté algunas ganas por ahí, algo de ropa también y terminé enfilando para el cumple.

A ella, la tenia vista de alguna otra reunión de L. Era la primera vez que realmente hablábamos y reíamos de las cosas que se nos ocurrían. Nunca había habido oportunidad de conocernos un poco mejor. O al menos no se había dado.
Ayudamos un poco al agasajado y seguíamos inventando daikiris con lo primero que se cruzara por nuestras manos. De ahí directo a la licuadora con generosas cantidades de ron. Ravioles, bromas, más ron, frutas, vino, más risas, gente conocida y ahí yo en el medio de la receta.

En un par de oportunidades me halagaste y me dí cuenta lo difícil y estúpida que me ponía escuchar que otra mujer me piropeara. Me encantó. Sobretodo cuando viene alguien que no pasa desapercibida.

En un momento dado quedé dando vueltas entre los invitados llevando y trayendo cosas. Me cruzo con vos y me preguntás Vamos arriba?. Dale, te contesto. Subimos y me mostrás tu habitación provisoria. Al día siguiente te volvías a los Estados Unidos.
Tu habitación era amplia con un placard lleno de cosas de nuestro amigo en común. Una cama prolijamente hecha fue quien te recibió cuando te tiraste de lleno como si te zambulleras de espaldas brazos en cruz. Decidí acompañarte tomando asiento al borde de la cama y ahí me miraste y me dijiste lo linda que era y no sé que más. Mi cerebro se nubló por completo y se cerraron mis oídos. Solo ví mover tus labios, tu sonrisa y cómo te incorporabas para besarme. Me agarraste y los roles se invirtieron. Tu delicado y longilíneo cuerpo se las arregló para que ahora quedase sobre el colchón y vos a horcajadas y de rodillas sobre mí. No sé cómo pero comenzaste a desnudarme y a besarme con pasión. Yo respondí de igual forma. La fiesta seguía abajo pero yo tenía mi propio festejo.

Tu larguísima cabellera rubia me cubría completamente y no hacías otra cosa que rendir culto sagrado a cada centímetro de mi piel, de mis pechos y de la parte baja de mis caderas. Querías darme placer y yo estaba ahí dispuesta a recibirlo.

De pronto en medio de besos, manos, abrazos, y exploraciones veo con el rabillo del ojo una figura parada en el marco de la puerta. En cuanto pude se lo comenté, me parece que hay alguien. NO puede ser, me contestó. En serio, le reconfirmo. Se da vuelta y ve a uno de los invitados que había subido. Andate querés, a la vez que se tiraba para proteger mi desnudez.
Sigan, sigan que yo me quedo mirando.
No seas pajero, le replicó.
No, seguí que yo no me meto, insistió.Yo no hice caso y seguímos. Al instante nuestro amigo sube y le pide que baje y que nos deje tranquilas. Termina accediendo y se van.

La vida a veces nos hace espectadores fortuitos o no. Me parece que es bueno bajar las expectativas que uno puede tener frente a situaciones o personas. No programar tanto y dejar que simplemente las cosas sucedan. Si aquella noche yo me hubiera dejado estar, me hubiera quedado en casa control en mano viendo una película. Por suerte esta vez el control remoto lo tuvo otro :)

Resabios


Una tarde no recuerdo por qué, salió el tema de las frutillas. A eso se sumaron un juego de mensajes y la propuesta de encontrarnos a jugar el juego de la frutilla. Cómo hacer un postre y degustarlo sobre la otra.
A la tarde ella ya había comprado algunas y solo quedaba confirmar el encuentro espontáneo.
Al principio me liberaba temprano de mi trabajo luego se sumaron un par de cosas y demoré la confirmación. Confirmada mi parte, ella tambien tenía otras cosas que terminar previo al encuentro. Finalmente el tiempo cruzó el cuadrante del reloj y ya el cansancio había vencido a las dos. Ese día no nos vimos.
Sin embargo finalmente nos encontramos otro día a "hablar del tema"...
Una vez más ella recuerda el encuentro sin ya más tregua:

¿Viste que ellas no se conocían?Ya había bajado el sol. Ya habían resuelto el encuentro.
Sí, pero yo creía que estaban juntas...De costado, se entrelezan con una cierta voluntad vegetal, como un clavel del aire, como una liana...
¿Qué, frutillas?Ella le cruza una pierna por sobre su cadera. Se le trepa y la abraza fuerte.
No me llamaste, creí que no te interesaba...
La otra la ciñe por la cintura. Las cubre la oscuridad y la sábana húmeda.
No digas eso, caí muerta...Se acomoda, parece haberse adherido al cuerpo de ella.
Y el pendejo me pregunta a quemarropas si estaba casada.
Se le acerca tanto que le habla sobre su propia boca.
¿Y... estás casada?Se la tiene que comer a besos. Está tan cerca. Hace una pausa y finalmente va a contestar.
No, no hay papeles. Ella esconde la cabeza en el pecho de la que la abraza. Están a punto de dormirse.
No te me duermas así...
Lo último que queda por decir. No es más que el resabio de la furia. El "después de", lo que queda de ellas mismas.
El sueño.

martes, octubre 23, 2007

Mes del Orgullo Gay - BUENOS AIRES - Argentina


El dibujo sería algo así como "más allá de las 4 paredes" o "más allá de tu habitación".
No quiero reiterar la programación por eso aquí está el link de la programación de este mes que culmina el 17 de noviembre.

sábado, octubre 20, 2007

Cuando las itálicas hablan o ... aclarando

Este es un blog lleno de cosas personales. Entre ellas están escritos en itálicas que son de otra persona. Alguien con quien he compartido muchas cosas a nuestra manera. A mi manera diría Frankie Sinatra. Frente a comentarios o preguntas que pueden llevar al equívoco o frente a las dudas quiero aclarar que esas "itálicas" no son de mi autoría... afortunadamente diría, ya que son todos regalos de su pluma y que aquí muchos los he volcado. Incluso alguna que otra pic. En muchas de las historias ella está presente sin nombre o con inicial. Hoy quiso hacerse presente diciendo:

"Yo soy la amante, la escritora, la testigo.
Yo participo en cada unos de esos encuentros de los que después suelo dejar testimonio: un texto, un bombón olvidado, una notita perdida sobre el escritorio, algún animalito de origami, un moretón, una mordida, los músculos agotados, las piernas flojas. Algo de todo esto o todo esto en su conjunto.
Yo soy la que, hace más de un año ya, escuchó azorada su declaración a las 7 de la mañana, en un vagón lleno de gente: 'Subí tus textos a mi blog, ahora que me voy de viaje y tal vez los quiera leer desde Mikonos. Así los llevo conmigo... Acordate la dire "colegiodemonjas. blogspot.com" Si te molesta, los saco...'
Y yo sabía. Sabía que no los quería leer en sus vacaciones, sabía que no los iba a bajar porque no iba a protestar, sabía que estaba encantada con cada una de las cositas que le iba escribiendo y regalando. Sabía que le gustaba exhibir nuestro deseo. Yo SABíA.
Y lo sé porque la conozco.
Porque hemos compartido cama, mesa y jornadas de 28 horas por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y alrededores.
Porque no somos pareja y la he querido, la quiero y la querré siempre a mi simple manera.
Porque accede a mis caprichos y me compra regalos.
Porque adora a mi gata ( más que a mí... pero eso es otra historia)
Porque nos hemos cruzado como fieras salvajes, como desesperadas en celo, hemos tenido la confianza de ofrecernos todas las “sofisticaciones” y... aún así, volvemos a la pachorra de comer aceitunas agarradas de la mano, charlando en la cocina chiquitita.
Porque nos hemos enviado SMS que incendiaron nuestras compañías telefónicas (remitirse al archivo de este blog). Y yo habitualmente no miro dónde pongo el dedo y le mando mensajes equivocados todo el tiempo.
Porque sé sus números de teléfono de memoria (aunque no me creas, porfiada).
Porque somos cómplices.
Porque NO somos amigas.
Porque es confiable. Porque es buena mina. Porque es tierna hasta hacerme derretir. Porque nos hemos peleado vía MSN y porque no sólo acepta todos los sobrenombres disparatados que le pongo, sino que también los adopta sonriente y porque me hace escuchar por horas y horas su “punchipunchi” y yo me someto a esa invasión acústica y porque también pone ópera cuando yo estoy y busca las películas absurdas que yo veo y me ha comido a besos con Nuevediario de fondo...

Sinceramente, para ustedes, quienes frecuentan su blog.
Soy yo, la autora de cuanta palabra dicha en itálica aparece por aquí.
Aquí estoy."

miércoles, octubre 10, 2007

Duerme...

Reencuentros, dulces. Dulce de leche con chocolate o viceversa. Sorrentinos, salsa, helado, café, biscottis. Música, baile, besos. Muchos besos. Caricias, muchas más. Caricias que van y que llevan a que todo lleve a ese otro mundo. Land lejanas. Bedland.
Me suele pasar que luego de tanto cuerpo, caricias, entregas, finalmente me relajo y caigo profundamente dormida. Son muchas las veces que luchas con mis párpados para que se abran y ellos vuelven a cerrarse. El sueño vuelve a abrazarme. Me atrapa y me abandono al reposo. Vos casi lista para irte a tu casa. Vos casi creída que Orfeo me liberará. Tus caricias en lugar de despertarme me relajan más. Tu mirada contemplativa es apenas una visión que tengo tan solo por un instante y que Orfeo me quita.
Ella una vez más relata su visión así:
La cabeza de Orfeo sobre la lira, vencida, agotada por el canto último.
El descanso de Sansón, con los cabellos arremolinados por última vez entre los dedos de Dalila.
La Judith que reconoce entre sus manos la cabeza de San Juan Bautista.
O simplemente ella que después de los tan deseados fireworks, descansa nuestra victoria con la cabeza escondida entre mis pechos.
Tenemos la más absoluta de las intimidades por un rato. Le averiguo el respirar, me siente cada latido. El resto del cuerpo se las arregla para arremolinarse contra el otro cuerpo. Extiendo los brazos como una red y me queda su cabeza contenida, sus pelitos entregados. Le recorro la cabeza con la yema de los dedos.
Rascar al cachorro que duerme...