viernes, enero 14, 2011

Mar azul o... tu recuerdo

Caminé por la orilla respirando ese aire marino que me hace tan feliz. Mirando la inmesidad que me hace sentir TODOPODEROSA y dueña del mundo. Sin embargo hay lugares donde me está vedado ese poderío. Ese lugar es tu corazón.
Corro un poco por la orilla y el frío del agua distrae mis pensamientos debido a un par de pies que se van congelando.
Me detengo en ese esqueleto tirado sobre la arena. Esqueleto desagradable y con una cabecita alargada que supo nadar libre como si no existieran los límites. Ahora lo veo ahí, desnudo, feo, mirando hacia el mar pero ya sin poder regresar a él.
Recuerdo las miles de veces que quise convencerte que lo mejor lo tenías frente a vos.
Recuerdo como hice que tus caminos se cruzaran con los míos.
Recuerdo que cualquier despliegue mío tenía un pequeño anzuelo de platino que engarzaría tu cuerpo y no te dejaría ir nunca más.
Recuerdo aquella futura cita prometida que nunca llegó a cumplirse. Esa hubiera sido la última oportunidad que tenía. Sin embargo, ningún as fue suficiente para lograr conquistar ese corazón. Ese corazón que puso la distancia suficiente para no dejarse atrapar. Para no dejarse conmover. Solo lo suficiente. Solo lo necesario.
Respiro ese aire que me hace volar a tu recuerdo. Imagino que puedo volar hacia vos. Impune una vez más creyendo tener todos los números para ese esquivo corazón.
Igual sonrío. Si hay un lugar del podio que me fue imposible alcanzar, la próxima vez quizás lo logre y pueda subir ese único escaloncito que me falta para llegar a vos.

martes, enero 04, 2011

Tarde de café o... la tarde ya se fue

El humo ascendía sin mucho sentido. El humo de un cigarrillo que me era ajeno.
A veces te ponés como frente a un juego en el que llevas todas las de perder.
A veces no me das chance de avanzar y que haya dos ganadoras.
Tus ojitos miran un lejos que está lejos de mí. Que por más que lo corra no lo voy a alcanzar.
Te tomo la mano y ahí me mirás con sorpresa y con pequeñez.
Me conmueve no poder llevarte a ese lugar que alguna vez te prometí.
Parece que tu corazón ha sido herido y cree que no puede erguirse.
Yo creo tener un soplo mágico que logre despertarte y vivir aquello que no te animás.
La tarde avanza pero acá sigue todo igual.
Temo no tener escapatoria ni remedio a esto.
Cómo derribar esos muros que me son ajenos pero en los que me recosté más de una vez esperando que caigan.
Te acercás y te recostás en mi hombro.
Las hojas de esta historia se perdieron en el camino.
Esta historia no puede ser más releída.
No puedo tener más ese tironcito en el corazón, el mismo que seguramente vos estás teniendo. Ese tironeo tan dispar, y doloroso para las dos.
Vos aún mirando esa pared oscura.
Yo no puedo más que tomarte por los hombros, abrazarte e irme.