lunes, marzo 14, 2011

Hechizo o... tus manos

Hablamos toda la tarde. Nos presentaron, y fué como si hubiera sido una tarde más de encuentro con alguien que conocía de hace años.
Pasamos revista a toda tu vida, tus ilusiones y tus crisis. De inmediato reparaste en tu interlocutora y ahí me tocó mi turno. Tu mirada no escapaba a mi mirada que grababa cada gesto femenino, cada sonrisa pícara cómplice.
Era una extraña fresca tarde estival donde nuestro mundo era la naturaleza y la mesa que nos unía en una privada charla de amigas. Sin embargo el mundo danzaba a nuestro alrededor. Giraba pero mi mirada y atención no lograban apartarse de vos.
Cuando uno logra esa comunicación el tiempo se disfruta a cada milésima de segundo.
Te levantaste a traerme un refresco y el movimiento de tu pollera tenía la misma seducción del andar de tus caderas.
Tu pelo caía por tu espalda como cascada. Caía escondiendo tu bronceada piel.
Tu rostro enmarcaba la simpatía y la fuerza de cada gesto.
Tu sonrisa me hacía una fan más de tu secreto grupo de admiradores anónimos.
Esos ojos marrones profundos, grandes llenos de luz. Esas manos...
La tarde cae y miro al cielo. Respiro profundo y por un momento creo que el mundo se detuvo. Tu perfume me despertó como una caricia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tan tierno... Lo sentí muy adentro, muy profundo...
Gracias.