![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-Rd8ILUlcsd0ixcFv9JTEq9ZtKIDVq3O3oWeFFofAeWvBQw0JjjJf4A4ezPh6JM0s29ZYpORCKDUO4oN3UiTfoYftMBkncA6P3UPmG18VdC6qzZo2NvKS6WTmTCUVLy8wljLfJw/s200/Sexy-Birthday-Posters.jpg)
Soy una convencida que la vida regala momentos que nos conecta con gente con la que jamás se nos hubiera ocurrido que nos podíamos cruzar. A veces con aquellos con los que en forma inmediata se establece una cercanía que el tiempo físico no lo hubiera permitido con ninguna otra persona. Cercanía, calidez, empatía, sintonía.
La fiesta de cumpleaños de mi amigo era en la planta baja de la casa de sus viejos. Primeros días de mayo. Frío. Destemplado. Yo con cero ganas de asomar mis narices y ese día mi ánimo coincidía con el gris del cielo.
Hablo con él y le dije, mirá que estoy todavía por llegar.
No importa, me contesta. Venite cuando puedas, que estamos todos. Pero vení!.
Finalmente junté algunas ganas por ahí, algo de ropa también y terminé enfilando para el cumple.
A ella, la tenia vista de alguna otra reunión de L. Era la primera vez que realmente hablábamos y reíamos de las cosas que se nos ocurrían. Nunca había habido oportunidad de conocernos un poco mejor. O al menos no se había dado.
Ayudamos un poco al agasajado y seguíamos inventando daikiris con lo primero que se cruzara por nuestras manos. De ahí directo a la licuadora con generosas cantidades de ron. Ravioles, bromas, más ron, frutas, vino, más risas, gente conocida y ahí yo en el medio de la receta.
En un par de oportunidades me halagaste y me dí cuenta lo difícil y estúpida que me ponía escuchar que otra mujer me piropeara. Me encantó. Sobretodo cuando viene alguien que no pasa desapercibida.
En un momento dado quedé dando vueltas entre los invitados llevando y trayendo cosas. Me cruzo con vos y me preguntás Vamos arriba?. Dale, te contesto. Subimos y me mostrás tu habitación provisoria. Al día siguiente te volvías a los Estados Unidos.
Tu habitación era amplia con un placard lleno de cosas de nuestro amigo en común. Una cama prolijamente hecha fue quien te recibió cuando te tiraste de lleno como si te zambulleras de espaldas brazos en cruz. Decidí acompañarte tomando asiento al borde de la cama y ahí me miraste y me dijiste lo linda que era y no sé que más. Mi cerebro se nubló por completo y se cerraron mis oídos. Solo ví mover tus labios, tu sonrisa y cómo te incorporabas para besarme. Me agarraste y los roles se invirtieron. Tu delicado y longilíneo cuerpo se las arregló para que ahora quedase sobre el colchón y vos a horcajadas y de rodillas sobre mí. No sé cómo pero comenzaste a desnudarme y a besarme con pasión. Yo respondí de igual forma. La fiesta seguía abajo pero yo tenía mi propio festejo.
Tu larguísima cabellera rubia me cubría completamente y no hacías otra cosa que rendir culto sagrado a cada centímetro de mi piel, de mis pechos y de la parte baja de mis caderas. Querías darme placer y yo estaba ahí dispuesta a recibirlo.
De pronto en medio de besos, manos, abrazos, y exploraciones veo con el rabillo del ojo una figura parada en el marco de la puerta. En cuanto pude se lo comenté, me parece que hay alguien. NO puede ser, me contestó. En serio, le reconfirmo. Se da vuelta y ve a uno de los invitados que había subido. Andate querés, a la vez que se tiraba para proteger mi desnudez.
Sigan, sigan que yo me quedo mirando.
No seas pajero, le replicó.
No, seguí que yo no me meto, insistió.Yo no hice caso y seguímos. Al instante nuestro amigo sube y le pide que baje y que nos deje tranquilas. Termina accediendo y se van.
La vida a veces nos hace espectadores fortuitos o no. Me parece que es bueno bajar las expectativas que uno puede tener frente a situaciones o personas. No programar tanto y dejar que simplemente las cosas sucedan. Si aquella noche yo me hubiera dejado estar, me hubiera quedado en casa control en mano viendo una película. Por suerte esta vez el control remoto lo tuvo otro :)