jueves, mayo 18, 2006

E-mail de una amante - 16


Creo que está muy bien tu actividad de evocación. ¿Te olés la manito? ¿Te mirás los dedidos? Me resulta estimulante. Yo también tengo un recuerdo grato y eso que el cuerpo me indicaba ciertos límites. También puedo jugar en esta tarde de viernes a evocarte, y es divertido, porque te encuentro aún antes de haber empezado y está ya listo todo el desfile de imágenes ansiosas: el hueso de la muñeca puesto en el brevísimo espacio que le dejamos entre tu torso y el mío, la nuca que no veo pero siento en la yema de los dedos, una sien, un clítoris, una de tus piernas que me busca entre las mías, las uñas que se rozan y no arañan, la espalda curvada, otro clítoris (¿será ahora el mío?), nalgas endurecidas por la tensión. Todo un galimatías, un carnaval en la suma de las pieles, los besos, la carne y el sexo cuando ya no se puede renunciar. El sexo en la cumbre del sexo como un caleidoscopio lleno de cristales y espejos fabulosos que nos ofrece flores imaginarias, dragones y acantilados junto a la imagen febrilmente deseante de nosotras mismas.

Gracias por los besos enviados, sólo atino a ...pedir más.

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